Danny McDonald es de origen irlandés. Se enroló desde muy joven en los marines. Participó en las guerras de Afganistán y de Irak, en las que desempeñó un papel destacado en acciones especiales. Sirvió bajo las órdenes directas del actual vicepresidente, William J. Smith, entonces general del ejército norteamericano encargado de las tropas destinadas en primera línea del conflicto. Fue allí donde se ganó la plena confianza del alto cuadro militar, por sus muestras de arrojo y valentía.
Danny mostraba dificultades, ya en el ejército, para trabajar en equipo. Su orgullo y su ego eran obstáculo a la hora de desempeñar tareas, que él consideraba menores. Le costaba mucho prestar asistencia o colaboración a sus compañeros. Más todavía, si lo hacía bajo la supervisión de otro militar, que él valoraba menos capacitado en combate. A Danny le gustaba sentirse admirado por los otros soldados. La mejor manera para hacerlo y desarrollar las extraordinarias facultades que le había dado Dios era trabajar de forma individual. A Danny le gusta sentirse el más fuerte, el más guapo, el más valiente. Trabajar solo evitaba que apareciera otra persona que le hiciera sombra. Y le permitía obrar bajo su criterio, saltándose las directrices recibidas cuando lo consideraba o reinterpretándolas a su libre entendimiento.
Por otro lado mostraba una osadía superior a la media. Aceptando las misiones más peligrosas, incluso si existía riesgo para su vida. Actuaba sin apenas pensar. Una cualidad muy valorada en el ejército norteamericano. Puede que la principal razón de que el vicepresidente William J. Smith lo tuviera en tan alta estima.
Cuando dejó el ejército se introdujo en el sector de la seguridad, tanto privada como pública. Tuvo la habilidad de aplicar el uso de la fuerza y el empleo de la pistola, que desarrollo con soltura en su etapa militar, a la vida civil. Eso le hizo que se ganara un prestigio en su profesión. Hasta el punto que agencias federales dirigidas por el Gobierno requirieran sus servicios. El trabajo con el Estado siempre se realizó mediante contratación externa, nunca por oposición. Para Danny prepararse unas oposiciones supondría un castigo, mucho más severo que una tortura física. En la actualidad, Danny reside en Washington y trabaja para el gobierno. Aunque lleva tiempo sin hablar directamente con el general le consta que el actual vicepresidente está al tanto de sus progresos.
Danny se está duchando. Saldrá hacia la Agencia para recoger sus enseres personales. No hay prisa para fichar. El vicepresidente le comunicó hace una semana, por teléfono, que le había seleccionado para formar parte de la escolta personal del presidente. Su primera misión será acompañarlo en un viaje oficial a Londres. Esa misma tarde tendrá que presentarse en la Casa Blanca. Mañana se reunirá en el despacho oval con el mandatario. Todo ha ocurrido muy deprisa. No ha habido periodo de adaptación. Para él es mucho mejor. No le gustan las esperas. Piensa que el vicepresidente así lo ha dispuesto. Cree que le conoce muy bien. Está nervioso. Se toma con calma salir de casa. Pero se siente feliz, pletórico. Es un sueño hecho realidad. La oportunidad de su vida. Servir a su país. Servir a su presidente. Y hará lo imposible por hacerlo a la perfección.
Fragmento del FANZINE literario:
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