Los Cholombianos y la Cumbia Rebajada.

 La película “Ya no estoy aquí” del director mejicano Fernando Fridas, estrenada en el 2019, alojada en Neflix desde Mayo del 2020 y candidata a mejor película iberoamericana a los Goya del 2021, nos muestra una realidad social y cultural, desconocida en España, hasta para las mentes más curiosas.

 

Crónica de una tribu urbana iberoamericana adolescente, vista desde España, por un roquero de cuarenta y tantos años.

                                     A Pilar y David, que me propusieron el artículo. Y a Silvia, que vio conmigo la película.
 
 
 

Los Cholombianos, Cholos Colombianos o Kolombias fue una subcultura juvenil que surgió en Monterey (Norte de Méjico), en los barrios de emigrantes que crecen en los cerros que bordean la ciudad, a finales del siglo XX y alcanzó su apogeo a principios del XXI. Captó la atención de la fotógrafa inglesa Amanda Watkins, en uno de sus viajes por el país mejicano, y quedó impresionada por sus propuestas estéticas y su filosofía de vida. Los Cholombianos, se definían así mismos, como los “punkis tropicalizados.”

Fueron pandillas de adolescentes y preadolescentes, de origen centroamericano y sudamericano, que pasaban todo el día juntos en la calle, tocando, cantando y bailando cumbia rebajada. Cuidando unos de otros como si fueran una gran familia, y luciendo unos peinados y vestimentas, un tanto extravagantes, como muestra de pertenencia a una comunidad.

Sus peinados tenían una inspiración pre-colombina. Cabeza rapada y largas patillas formadas por mechones de pelo engominados que arrancaban a mitad de la cabeza, que solían teñirse en las puntas. Cubrían su cabeza con gorras de beisbol o sombreros de los Andes. Vestían camisas a cuadros de tayas extra grandes, sudaderas amplias o camisetas estampadas con la imagen de la virgen de Guadalupe o San Judas Tadeo. Lucían escapularios, con los colores de la bandera de Colombia, en el que escribían menciones sobre su pandilla, su barrio o su sonidero favorito. Llevaban bermudas de estilo Hawaiano. Calzaban botas de tela Converse o imitación. Y compraban telas estampadas para hacerse sus propios vestidos. Tenían ese espíritu punk de “háztelo tú mismo.”

Su filosofía era una reafirmación de sus orígenes sudamericanos, de su identidad hispana. Frente a la invasión cultural anglosajona, y sobre todo, frente al racismo de una parte de la población local, que los discriminaba por su condición de migrantes. Condenándolos, a medida que se hicieran mayores, a una vida de pobreza, trabajando como obreros sin cualificar en una de las múltiples fábricas que instalan las empresas norteamericanas en el norte de Méjico. 

 



  La cumbia rebajada.

En la década de los 60 se produce una emigración masiva de colombianos a Texas (EEUU). Sitúan la ciudad de Monterrey como la estación previa para cruzar la frontera. La dificultad para entrar ilegalmente al país, hace que muchos de ellos se queden en Méjico. Nace la “Colonia Independencia.” Y otros barrios similares, que los trabajadores emigrantes construyen ellos mismos en los cerros que delimitan Monterrey.

El aumento de la emigración, y la política de deportaciones estadounidenses, hicieron que la población emigrante creciera considerablemente en esta ciudad.

Los trabajadores colombianos traen la cumbia a Monterrey. También los rastrillos de los domingos, en los que se venden mucha música colombiana en cintas de casete. Y los sonideros, las fiestas en las que se reúnen la población emigrante para bailar, al son que toca una orquesta o al de los discos que pone un disc-jockey. El imán de la cultura colombiana se convertirá en un símbolo aglutinador para la población emigrante procedente de diversos lugares de Sudamérica, y sobre todo, Centroamérica, residente en el norte de Méjico.

En una de esas fiestas, al disc-jockey Gabriel Dueñas, se le quema el motorcillo del tocadiscos, y la música suena a menos revoluciones. A los asistentes les gusta el sonido que se produce. Nace la Cumbia rebajada. Se hace muy popular entre los jóvenes. Es similar al sonido de su walkman cuando se está quedando sin pilas, que debido a la escasez, era lo habitual. Es tal la fama que adquiere este fenómeno, que las orquesta y los jóvenes cuando se juntan para cantar y bailar tocan cumbia rebajada.

El sub-genero dará lugar a una cultura juvenil, orgullosa de sus raíces. Hermanada por su condición y por su clase. Se extenderá a principios del siglo XXI entre los barrios obreros emigrantes del norte de Méjico. Conforme crece, el movimiento Colombiano se verá inmerso en un fuego cruzado que amenazará con su extinción.

 

                                                                                                                                                                    

Publicidad.

 

                      "El Conde de Llucmayol."

Nuevo libro. Ya disponible.

 

 

Siete cuentos de terror con un mismo protagonista: Un vampiro aristócrata balear.

El Conde de Llucmayol llegó a Mallorca en 1229. Dentro de las tropas que comandaba Jaume I "El Conqueridor" para conquistar la isla. Cuando se acercaba a la vejez descubrió que beber sangre caliente de mujeres entre 20 y 40 años le proporcionaba la inmortalidad.

Durante siglos sació su sed abasteciéndose de las sirvientes que trabajan en sus propiedades. En la década de los 60 del siglo XX, con la llegada de las primeras turistas descubrió que era más excitante asaltar a las desinhibidas visitantes extranjeras.



Apresurate...  Podemos enviártelo por correo a tu casa📯 

👉 Encárgalo

 

                                                                                                                                                                 

En la década del 2010 se intensifica la guerra contra el narcotráfico. Los traficantes de los barrios utilizan las fiestas de los cholos para vender droga y las boicotean con peleas y disputas. El gobierno mejicano, de ese momento, persigue las pandillas juveniles. Estigmatiza y criminaliza al movimiento Cholombiano, asociándolo con el tráfico de drogas y la delincuencia, cuando se trataba de un movimiento pacífico. El objetivo está claro. Los hijos de los emigrantes no deben reunirse y deben aceptar su sino. Ser mano de obra en precario en las fábricas de los yanquis.

Este es el capítulo de la historia que refleja la película “Ya no estoy aquí”. En ella se describe el día a día de una inocente pandilla de cholos colombianos. Ulises, uno de los miembros del grupo, es testigo accidental del asesinato de un traficante a manos de una banda rival, que pretende controlar la venta de drogas en el barrio. Los asesinos, cuando se percatan de su presencia, lo persiguen por todo Monterrey. Ulises debe cruzar clandestinamente a EEUU para poner a salvo su vida.

 


 

 

Lo que anula el reggaetón.

Desde un amplio sector de la población, entre el que se encuentra gente que se declara progresista, se difunde la idea de que el reggaetón es la alternativa de la juventud hispana a la hegemonía cultural anglosajona.

Nada más lejos de la realidad. Como nos muestra la película “Ya no estoy aquí.” La oferta cultural de Hispanoamérica es mucho más rica, variada e interesante. El efecto uniformador del reggaetón anula las otras expresiones, impidiendo a los jóvenes, y no tan jóvenes, poder ver más allá.

El reggaetón debe su popularidad internacional, al respaldo, que desde hace más de 20 años, recibe de la industria musical con sede en Miami. Miami es la capital del estado de Florida. Florida es un estado de EEUU.

Una famosa cantante de reggaetón acuñó la consigna: “Si no hay baile, no es mi revolución.” Parece que los latinos no hemos bailado hasta que se inventó el reggaetón.

A España nos llega un porcentaje muy pequeño de las manifestaciones culturales que se generan en Hispanoamérica. No nos debemos quedar con aquello nos ofrecen los monopolios del entretenimiento. América ya no es la tierra hermana que está al otro lado del Atlántico. Está físicamente entre nosotros, y pienso que es un ejercicio saludable y enriquecedor intentar descubrirla.

 

 


 

   Si te gusta lo que lees Invítame a un café.

El café me mantiene despierto para seguir escribiendo.

 Y no olvides suscribirte para estar al tanto de nuevas publicaciones.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tu opinión.