El grupo de rock “Ilegales” celebra sus cuarenta años de vida publicando el 25 de febrero un disco triple de canciones originales y colaboraciones llamado “Lucha por la vida.” Los asturianos, como han hecho durante toda su carrera, se levantan contra la dictadura de “lo políticamente correcto”, lo que conciben como una mordaza para la cultura y una losa que castra la libertad.
“Ilegales” llegan a Madrid a mediados de los 80 con un disco bajo el brazo. Son un baño de cruda realidad. Entran como un elefante en una cacharrería mientras artistas de la movida se recrean en la modernidad de sus creaciones, actitud pre-dominante en una parte del panorama cultural madrileño. Parten la cara a chulescos músicos de moda, como hicieron con Jaime Urrutia, cantante de “Gabinete Galigari”, al que el cantante de “Ilegales” le dio un puñetazo en el ojo. Se pelean con pudientes punkis de diseño en los baños de la discoteca “Rockola.” Es así como arreglan las cosas en el lugar de donde vienen. En la Asturias de aquellos años no hay cabida para la autocomplacencia. Con la entrada de España en la Unión Europea comienza el desmantelamiento industrial. Los mineros emprenden marchas a pie hasta Madrid. Defienden sus puestos de trabajo en batallas campales contra la policía. Los gobiernos de Felipe González emprenden un fuerte recorte de libertades destinada a aplacar lo que llaman conflictividad social. El ministro de Interior Barrionuevo anuncia las medidas de la Zona Especial Norte. Años más tarde sacan la Ley Corcuera, que concede plenos poderes a la policía para entrar en un domicilio particular sin una orden judicial previa.
Este es el caldo en el que se cuece “Ilegales”. Jorge Martínez, guitarrista y líder del grupo, hijo de una familia de profesionales acomodados, que se pelea contra todos para poder ser músico profesional, cuando lo que esperan de él es que se prepare una oposición a notarías, vive en ese escenario. Gijón y Oviedo arden todos los días de una manera o de otra. Ellos no le pueden cantar al calor del amor en un bar. Ellos cantan “Tiempos nuevos, tiempos salvajes… levántate y lucha esta es tu pelea. Levántate y lucha, no voy a luchar por ti.”
La reconfortante sopa sónica.
Si bien las letras de sus canciones pueden parecer irreverentes, cínicas y a veces salvajes, su música es cuidada, delicada, exquisita. “Ilegales” es un grupo que toca lento. Se percibe con nitidez cada nota que interpretan. Con una ejecución impecable y un sonido limpio. A menudo Jorge construye sus solos de guitarra sobre armoniosas melodías. En los 80 eran el mejor grupo en directo que había en España. Con el guitarrista como único miembro permanente, “Ilegales” ha sido un grupo abierto en el que Jorge seleccionaba a los músicos que mejor se adaptaban a cada uno de sus proyectos.
La pasión de Jorge Martínez por la música sobrepasa el rock. En el 2011 forma “Jorge Ilegal y los Magníficos”, un conjunto musical inspirado en la formación de una orquesta de baile de los años 40 desde la que estudia y reivindica la música popular, de marcado carácter latino, anterior al Rock & Roll, tal vez la más escuchada en el mundo antes de que apareciera Elvis Presley. Tocan mambos, boleros, guarachas o chachachas empleando instrumentos de mediados del siglo XX. Un trabajo de investigación que aborda otras fuentes musicales al margen de la hegemonía de los sonidos de origen anglosajón.
Para festejar las cuatro décadas de carrera, “Ilegales” ha sacado un triple disco de canciones nuevas cuidado con mimo. Ha contado con colaboraciones de lo más granado del rock y del pop en España. Cantantes de su época y otros más recientes: Loquillo, Andrés Calamaro, Luz Casal, M-Clan, Josele Santiago (Los Enemigos), Kutxi Romero (Marea), Iván Ferrero, Coque Maya, Dani Martín… Colaborando en canciones que parece que Jorge las hubiera escrito para ellos. Ha ido colgando, esparcidas en el tiempo, videoclips de algunas de ellas en youtube y redes sociales como pequeñas perlas que anticipan el LP que estaba por llegar. Como colofón, cierra el segundo volumen con una versión junto a Búmbury de “Ángel Exterminador”, la única canción antigua rescatada para el disco, en un momento en el que las zarpas de Rusia sobre Ucrania y el despliegue militar de la OTAN despiertan el fantasma de la guerra en Europa.
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