Como cada mañana Danny corre sus 12 Km antes de ir a trabajar. Se levanta muy temprano. Aún no ha amanecido. Corre desde su casa hasta el parque central. Recorre su perímetro varias veces. Y regresa a su hogar empapado en sudor. Con la satisfacción de haber cumplido su propósito. A Danny le gusta mantenerse en forma. No solo por su trabajo, en una agencia dependiente del F.B.I. De todos es sabido que los delincuentes corren mucho, y un profesional de la Ley y el Orden debe estar preparado, para en cualquier momento correr más que ellos. También lo hace para cuidar su aspecto personal. Danny disfruta cuando las mujeres de cualquier edad giran la cabeza para verlo pasar, mientras él pasea con una Fanta cero con hielo en la mano, en vaso de tubo.
Esta mañana le ha acompañado su jefe, le esperaba en el acceso al parque desde la avenida principal. Se había enfundado un chándal Adidas recién comprado y unas deportivas con cámara de aire. Danny al verlo le ha hecho un gesto con la mano y él se ha sumado a su paso. Durante unos 200 metros han corrido en paralelo. Han cruzado algunas palabras, en un intento fugaz por iniciar una conversación. Danny se encontraba incómodo, tenía que aminorar el ritmo y las palabras de su superior le desconcentraban. Ha optado por correr a su manera. Para él la rutina deportiva es muy importante. Más si cabe, que presentar un informe bien redactado sobre su trabajo en el plazo señalado. El superior se quedaba cada vez más rezagado. Le llegó a sacar una vuelta. A pesar de su buen ritmo, Danny siempre reserva fuerzas para efectuar un esprín en los últimos metros. El superior, visiblemente agotado, con el rostro desencajado y la imposibilidad material de alcanzar a su compañero, exclama:
- - ¡Parece que quieras dejar a tu jefe atrás!- Decía jadeando.
Danny se ha quedado sin saber bien que decir. Ha girado la cabeza, y mientras continuaba con su carrera, ha respondido tímidamente:
- - Bueno.
- - ¿Irás luego a la oficina a recoger tus cosas antes de incorporarte al nuevo destino? – Una pregunta demasiado larga para un hombre tan cansado.
- - Sí, por supuesto.- Contesta Danny.
- - Allí nos vemos. No olvides pasar a despedirte.- el funcionario hablaba con frases entrecortadas, sin haber podido recobrar por completo el aliento.- Te... Te dejo aquí… Tengo el coche aparcado en la esquina.
- - Hasta luego jefe.- Se despide Danny.
Danny continúa corriendo hasta llegar a su casa. Le molesta tener que detenerse para sacar las llaves del bolsillo y abrir la puerta. Sube las cuatro plantas por las escaleras. Rehúsa coger el ascensor. A pesar del esfuerzo, se encuentra entregado al ejercicio físico. Abre la puerta del apartamento y le recibe Mary, su compañera, dándole un beso en los labios.
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Fragmento del FANZINE literario:
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