EL RITMO DEL GARAJE.
Cuando en los barrios de Barcelona y el cinturón industrial se inventaba el Rock Español.
En
1983 Loquillo y Los trogloditas graban para la compañía madrileña “Tres
Cipreses” el disco “El Ritmo del garaje”. Un disco emblemático de la
historia del rock español que contiene himnos como “Cadillac solitario”,
“Quiero un camión” o el propio “Ritmo del garaje”. A partir de aquel
momento José María Sanz “Loquillo”, nacido y criado en el barrio
barcelonés de “El Clot”, Sabino Méndez, uno de los mejores letristas de
Rock en castellano, oriundo de “Horta”, barrio obrero de Barcelona y el
resto de los trogloditas, procedentes de Vic, trasladan su residencia y
su centro de operaciones a Madrid. Si no hubieran tomado aquella
decisión difícilmente hubieran tenido la repercusión que tuvieron en el
desarrollo del Rock en España. La Generalitat catalana de Jordi Pujol ya
había puesto en marcha una política cultural que con el tiempo se
convirtió en una auténtica asfixia para las bandas de rock no
asimilables por el régimen nacionalista.
El vergel.
En
los años 80 Cataluña y especialmente Barcelona era un vergel musical en
el que surgían grupos musicales de todos los ritmos y colores.
Prácticamente todas las llamadas tribus urbanas tenían grupos
representativos en Cataluña, y muchos de los subgéneros del rock se
inventaron en su vertiente ibérica en Barcelona.
Barcelona
disponía, como ninguna otra ciudad de España, incluso por encima de
Madrid de un ambiente musical roquero autóctono, desarrollado durante 20
años. Tiendas de ropa y discos que promocionaban lo último que
triunfaba en Londres, salas de ensayo y locales que programaban
habitualmente conciertos de Rock. El carácter moderno, cosmopolita y
abierto a Europa y al Mediterráneo de Barcelona daba pie a ello. A eso
había que añadirle el camino abierto en los 60 por bandas como Los
Sirex, los Mustang o los Lone Star permitieron que en los 70 surgiera
el “Rock Layetano”, un rock progresivo fusionado con Jazz, que consolido
una red de tiendas, circuitos de conciertos y bares musicales donde se
difundía y vivía el Rock.
Pero la juventud de
los primeros años de la democracia, especialmente la de los barrios
obreros y las ciudades del cinturón industrial, con unas ganas tremendas
de poder expresarse, no se sentían identificados con el rock layetano,
demasiado elitista e intelectual, y buscaban romper con él por las vías
con las que se sentían más identificados, al tiempo que reciclaban toda
la infraestructura anterior. Esta juventud miraba habitualmente a
Londres, algunos de ellos viajaban allí cuando tenían ocasión, y ponían
en práctica aquello que les había cautivado en sus propios barrios. Así
en Barcelona surgieron a principios de los 80 los primeros grupos mods
de España Los Brighton 64 y Los C-pillos. “Los Decibelios” un grupo de
El Prat del Llobregat introdujeron el “Oi” y el “Ska”. En Barcelona se
inventó el Rockabilly en Castellano, género que hegemonizaron “Los
Rebeldes” de Esplugas del Llobregat. E Incluso en Tarragona “Los gatos
Locos” se atrevía a mezclar rockabilly con música mexicana.
Pero
estos grupos si bien tenían un lugar donde tocar o vender sus discos,
carecían de difusión en los medios de comunicación. A pesar de su
creatividad estaban condenados a ser grupos de culto. Solo aquellos que
salían de Cataluña podían llegar a un público mayor, ese es el caso de
“Los Rebeldes”, por la habilidad de su vocalista Carlos Segarra de
componer temas comerciales. O El Último de la Fila, cuya propuesta
innovadora cautivó a los principales críticos musicales de España desde
que llegó la primera maqueta a Radio 3.
Para la Generalitat,
aquella amalgama de grupos, de todas las pintas habidas y por haber, que
se habían hecho a sí mismos y sin darse cuenta estaban creando el rock
español, aquellos músicos rebeldes surgidos de barrios populares, que
cantaban en castellano, y que tenían el coraje de dedicarse a la música
sin ayuda de nadie, era mejor esconderlo, y en todo caso crear otro
rock. Un rock más manejable.
Loquillo y Trogloditas en 1983.
La tela de araña
En
la década de los 90, la política cultural de la Generalitat ya ha
creado un ambiente asfixiante para los músicos que quieren mantener su
independencia. Ha dado pie a otro escenario musical dependiente y
controlado. Esta tela de araña es fruto de un trabajo institucional
persistente que empieza a crearse desde que Convergencia llega al poder.
Esta política cultural es el caldo de cultivo del llamado rock catalán.
Estos grupos ya no cantan en castellano, sino en catalán. No surgen
mayoritariamente de Barcelona y el cinturón industrial si no de zonas
más rurales. No tienen que buscarse como promocionarse. Los promociona
la Generalitat. No tienen por qué ser especialmente creativos o tener
una gran calidad musical. Aunque algunos la tienen.
En los 90
cualquier grupo que encaje en el molde institucional tiene garantizado
una difusión de su trabajo en TV3 y en todas las radioformulas que
operan en Cataluña. Los singles de los grupos de rock en catalán son
radiados con frecuencia no sólo en la radio pública catalana, sino en
emisoras como M-80 (Cataluña) Flaix fm o incluso Radio tele taxi, donde
después de presentar el último trabajo de “La Pantoja” emiten el ultimo
single de Els Pets, pero no el de Loquillo.
TV3 tenía una de las
mejores programaciones musicales de España, con el programa Spuknik como
central. Emitían los mejores videos y conciertos de la historia del
Rock, los grupos más innovadores, documentales de la BBC doblados al
catalán, todo salpicado de videos de grupos de rock catalán, sin embargo
el rock en castellano estaba prohibido, aunque se hubiera hecho en
Barcelona.
Estos grupos patrocinados cuentan con medios de
gran calidad para grabar videoclics de todos sus singels que son
emitidos en TV3 y Televisiones locales, disponen de una red de
conciertos en fiestas locales, de barrios, festivales que prácticamente
les garantiza la subsistencia. Aunque su repercusión no trascienda más
allá de Cataluña. Con ello crean una industria musical amplia que abarca
desde la grabación de discos, los conciertos, la promoción, que vive
exclusivamente de los fondos públicos de la Generalitat y su entorno.
El
resto de la música popular se encuentra marginada, no existe. Y sólo son
reevindicados como propios cuando han conseguido un gran éxito, como fue
el caso de “Estopa”, “Jarabe de Palo” o más recientemente "Rosalía".
BB sin sed. Banda de Sabadell.
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Me ha encantado el artículo. Muy interesante. Gracias
ResponderEliminarGracias a ti.
EliminarSeguiré publicando más cosas.
muy interesante. me ha gustado mucho
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarSeguiré leyendo lo que publicas
ResponderEliminarUn saludo. Germán.
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